jueves, 9 de julio de 2009

Una visita al taller de Tania



Mi nombre completo es Tania Anabel Pérez Quesada, yo nací aquí en Querétaro, mitad de la infancia la pasé en Chihuahua, no vivimos allá nunca, pero estábamos como cinco meses allá (al año), crecimos entre vacas. Mi mamá es de allá, pero es de un pueblo que está cerca de una zona arqueológica, que se llama Paquimé, “Casas Grandes”, está como a cinco horas de la capital, nos la pasábamos allá, matando ranas, salir corriendo, andar descalzos, de la ciudad solo me acuerdo de la escuela y ya… que por cierto fue escuela de monjas, por 12 años, primaria, secundaria y preparatoria, me cambie al salesiano como un año y me regrese al Plancarte, fue horrible, yo creo por eso pinto cosas raras. Yo toda la vida quise estudiar medicina o veterinaria, cuando tuve que decidir, fue artes y artes y no hubo otra, porque toda la vida dibuje, antes que otra cosa, pero jamás me metieron a un curso, jamás a clases ni maestros ni nada, lo más cercano fueron intentos de mi madre de meterme a clases de danza, de ahí fue medio sorpresivo porque era la más dedicada de mis hermanos, la más estudiosa, ñoña cool, sí tenía vida social pero la escuela me latía, me iba bien, tenia amigas ñoñas que estudiaban y estudiaban y hacían grupos y yo no iba, luego llegábamos al examen y sacábamos lo mismo, se lo atribuyo a buena memoria más que a mucha inteligencia, porque en matemáticas no la armaba.



- Entonces fue algo muy natural que escogieras la carrera de artes visuales

Yo empecé como muchos hijos de familia que queríamos ir a diseño gráfico, pensando en la parte creativa nada más, ni la mercadotecnia ni nada. Total que me metí a la UAQ a hacer el propedéutico, yo me moría de ganas de irme a San Miguel de Allende, porque me entere por una amiga que ya estaba allá, pero era única mujer entre puros hermanos y era así como “¡Cómo se va a ir sola!”, no lo veían como algo que fuera a pasar, entonces que me meto al prope, que me va muy bien, pero no quedo… hice grande berrinche porque no había otra aquí en la que yo me metiera, y al final ya me dijeron en mi casa, si tanto quieres pues vete a San Miguel, y fue cagado porque al poquito tiempo de que publicaron los resultados del propedéutico me entere de que era el examen de admisión en San Miguel y el mismo día ya tenía casa y además todo que me quedaba cerca, yo acababa de cumplir 18. Todo el proceso de la Universidad fue muy natural porque yo iba en blanco, estuvo reventado, la pase muy bien.





- ¿Y cuál fue tu impresión del Instituto Allende?

Fíjate que San Miguel tiene algo muy curioso, es un pueblo muy pequeño, pero como viene mucha gente de afuera, es muy diverso, multicultural, y hay mucha gente que se dedica al arte, hasta hay leyendas urbanas de que el lugar yace sobre un cimiento de cuarzos y por eso se da todo lo creativo. Entonces, viniendo de una educación tradicional fue un choque muy interesante porque la escuela era muy académica pero en la ciudad te nutrías de todos lados, había una retroalimentación, siempre ultimados al arte, si era reven fuera de la escuela era con artistas, con gente consolidada, músicos, de todo. Y en la escuela sí te enseñaban una técnica, en todas las materias nos tocaron un par de buenos maestros, y a mí me parce que más que el nivel del Instituto Allende, era el nivel de los profesores, por lo menos hablando en pintura, que es en lo que yo me especialicé, sí enseñaba una academia pero él ni siquiera era pintor, era psicólogo, y tenía una visión del arte muy intensa, aprender de él era no abordarla desde los libros, sino en la práctica y descubrirte a través de la técnica. Y es algo que le inculco a los alumnos que he tenido, que aprendan desde la técnica y que cuando se fastidien de mí y crean que tienen las armas, me manden a la chingada, no es necesario que me repitan, y eso me ha funcionado muy bien, y sobre todo que yo tuve la facilidad de que mi técnica natural era parecida a la de este profe, fue un proceso muy bonito de construir una técnica propia a partir de algo que yo estaba descubriendo pero con un guía muy chingón, hubo otros maestros bien reventados, como nos daban unas clases bien locochonas, nos dan de todo, artes aplicadas, joyería, batik, escultura, cerámica, tejido en bastidor tradicional, todas esas cosas te hacen ver el arte creo que desde un punto de vista más humilde porque vuelves a la raíz, de la artesanías y aunque tienes la academia y sales con todo el pedo snob de ser un artista, también tienes el otro lado y creo que eso está muy chido de esa escuela.



¿Cómo ha sido el trasladar ese conocimiento al lugar en el que ahora radicas, en Querétaro?

La mentalidad de la gente… en San Miguel puedes llegar a pintar un Cristo de cabeza con chatarra y la gente del pueblo se sacan de onda, pero como hay mucha gente de todas partes y con otra perspectiva, igual lo ven como algo propositivo o como algo irreverente pero desde un punto de vista artístico, sin broncas ni nada y sí me ha tocado que gente que viene de San Miguel expone algo aquí y se lo tapan con papelitos. Yo no he tenido bronca porque me he mantenido en un bajo perfil, yo tengo una serie de transexuales y travestis y no la he expuesto en Querétaro, un poco porque está sin terminar, no me he atrevido.



- Porque además tienes un número considerable de exposiciones colectivas

Sí, por lo mismo de haber estado en San Miguel, se da…

Lo que pasa es que es más fácil, te descubres, hasta ahora he tratado de armar proyectos con menos gente, no me he atrevido a lanzar algo sola, pero si con menos gente para que la participación de cada quién se note más. Hemos traído colectivas a Querétaro, pero no queda más que en el grupito de los de San Miguel, sí te proteges.

Ha sido por decisión, por no aventarme al ruedo yo sola, técnicamente nunca me ha dado pánico, me siento sólida, pero ya aventarse a una expo, la exhibición no solamente es la obra, en Querétaro el numerito de hacer la inauguración y agradecer y coctelito y todo, está muy bien, mientras no sea yo, me parece un tanto intimidante.



- Y hablando en concreto de tu obra, ¿Cuál ha sido el discurso que has tratado de elaborar, sobre todo con esta serie de los travestis?

Se llama “Complicada Belleza” la serie, tengo ya como dos años y medio desarrollándola, la empecé con el pretexto de la tesis, si ha sido un montón de chamba, lo malo de meterte en un solo tema es que lo vas prolongando, es bien difícil el llegar al objetivo y es que me metí en una broncota porque en particular en esta serie tome el tema que es universal, creo que es de lo más maduro que tengo porque ha sido un trayecto muy largo de trabajo a donde estoy ahorita, conceptualmente me he metido en broncas porque he abarcado sociología, psicología, para tratar de desenvolver lo que trato de decir, que ya está resumido un poco en aquella frase de que “la belleza está en los ojos del que la mira”, no quería meterme en un rollo muy ñoño, pero sí en algo muy positivo con respecto a un tema que podría ser visualmente más bien bizarro. Entonces, a partir de esta serie pienso desarrollar un montón de otras series, con ese mismo tema, que es como una belleza bizarra. Para mi producción y para mi técnica, porque me he sentido más desenvuelta, decir que mi pincelada es así, que es burda, sin mucha precisión, pero el resultado es un desorden acomodado.



Yo y mi técnica es algo que tengo muy bien identificado, me siento bien segura cuando pongo una pincelada absurda, por dónde lo estoy poniendo, al dibujar voy trazando ejes en puntos imaginarios, en la pintura es igual, aunque siempre hay una base de dibujo muy sencilla, el color va entrando solo, pero sí es algo consciente, más bien natural, de repente no tanto, pero pasa que te despersonalizas, a mi me pasa cuando estoy trabajando, no estás pensando, si ya tienes el objetivo trazado de concepto mentalmente, tienes idea de la composición, lo mejor es sacarse de pedos es despersonalizarse y volverse una herramienta de tu idea y de lo que estás trabajando. Yo lo notaba mucho cuando con los chicos de mi grupo, en el ejercicio del autorretrato, algunos no lo lograron inmediatamente, algunos nunca lo lograron, y el profesor decía que desde un punto de vista psicológico, era debido al ego, si tú te despersonalizas tú solo eres una herramienta de lo que estás viendo, y ese ejercicio se me hizo muy cabrón, yo diría que marcó mucho mi manera de trabajar, cuando tengo que trabajar algún cuadro para una expo me tardo más en desarrollar el concepto que en pintar, mi desarrollo es todo mental o en escritos, pero al ejecutar es con todo y no te paras, pinto rápido, no me tomo tanto tiempo cuando la idea la tengo masticada. Que es el problema que tengo con la serie de los travestis, tengo retratos y retratos, pero cada que cada que hago uno nuevo le encuentro algo más, empiezo a desarrollar nuevas ideas.



- ¿Y a dónde te lleva esta senda artística?, ¿A dónde vas con tu trabajo?

Ni siquiera estoy buscando trascender, mis cuadros sí, conscientemente es más bien una búsqueda de trascender este concepto de la belleza, sobre todo ahora que estamos bombardeados por tanta información, por tantos medios, nos ha quitado un poco la capacidad de impresionarnos, de ver lo pequeños detalles, muchos no tienen esa noción y la gente que lo busca es un porcentaje mínimo. A mí me gustaría que mi obra trascendiera, si yo tuviera la capacidad de escribir tan rápido y tan fácil como la de pintar, yo estaría escribiendo mejor sobre filosofía, sobre estética.



- Entonces es mucho más discursivo tu trabajo, que en realidad aparente

Sí, pero yo creo que viene de una carencia, tengo problemas con mi manera de expresar mis ideas verbalmente, siempre lo he tratado de hacer por medio de imágenes, siempre he podido recordar más a un pintor por sus imágenes que sus nombres o por lo que sea, lo mismo pasa para afuera, no puedo explicarte muy bien mis conceptos, pero puedo pintarlos, y puedo pintar cincuenta cuadros y si tu lo entiendes en uno o en alguna parte de ellos, yo me doy por servida, no se diga ya de venderlos, yo sé que el tema que estoy haciendo ahorita no es muy rentable.




Ayer me preguntaba un señor, se quejaba, que porqué uno no firmaba los cuadros, yo le decía que a mí me daba igual, que hasta me parecía que arruinaba la pintura, y él me respondía que entonces dónde quedaba la trascendencia. Me quedé platicando con mi hermano y se nos hizo curioso, porque cuál era la necesidad de trascender a la persona cuando la obra es lo importante, ¿Tú crees que la Mona Lisa sería menos si no fuera de Da Vinci? Si la gente verdaderamente viera la plástica por lo que es, se me hace que más adelante sería un debate que podríamos retomar, ahora que tenemos el grupo y todo, yo sé que es para que podamos ser mejor identificados y eso, pero todo esto que decía este señor, como mucha gente, sobre la trascendencia, la obra y su concepto, es algo muy interesante.



Puedes checar más de los trabajos de Tania en su perfil de Deviant Art.

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