domingo, 13 de diciembre de 2009

Sobre la Serie XXX


Antonio presenta pasajes de tremor, transitan en tinta y piel, cautivos, violentan y vulneran, consistentes hendiduras en ras que perduran la contemplación, ya en quietud, de un espectáculo de intimidad. Un vuelco que trastoca y persiste, en vulgar y portentoso porvenir, deshilvanando la posibilidad de pudor, presto expone un ardid, humano, empero atroz, del cuerpo en yugo pasional. Y sin embargo, ilusiva y artificial, ausencia anímica en complicidad que torna el cuerpo un objeto de placer, efímero en esquiva consecuencia y conforma, en instantes, una certeza cifrada en la aparente vitalidad que se acaba, en el sentir y el ver.
El hallazgo de las imágenes exhibe en su colección, de rebasada similitud e inexplicable cotidianeidad con la exponencial divulgación y asimilación social que le refiere, que vuelto signo el cuerpo y figura, dispuestos en acción maquinal, exponen un sexo en seña y forma, con factura y porte, a través de una porno – gráfica contra puntual, armoniosa en la persistencia técnica y tradicional, pero acorde y contextual a la manipulación moderna de la reproducción visual.
Es producto de taller, en forma y serie, según dicta su rigor, persiste y procede quizás,  hasta un punto de encuentro con menesteres inmediatos y artífice satisfacción, suficientes en contento de lo subjetivo y objetual, que en conjunto de sus representaciones, encarnan la imaginería desinhibida, erótica y barrena del autor.
Es pues, en este ejercicio exegeta, que marco un paralelo, que de la disección de estas imágenes deviene una vulnerabilidad, puesta ante los ojos del que observa con detenimiento, tras el velo de lo aparente, refleja una visión oculta en la moralidad que trasgrede y quebranta la simetría conductual que habituamos ostentar.

Luis Sánchez

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